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Portada del sitio Para una escuela inclusiva y motivadora

Desarrollar la motivación

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Brigitte Prot, publicado el 21 de abril de 2011.

Una formación

Realicé con los alumnos de la educación primaria, secundaria y egrasados del bachillerato un trabajo sobre la motivación. Dicho trabajo los invita a comprender y construir el sentido de su aprendizaje y de su presencia en clase. Les permite hacer un balance sobre su situación escolar para desarrollar su confianza en ellos mismos y adquirir las herramientas para un proyecto personal.

Este trabajo presenta cinco aspectos:

  1. Intervenciones en las clases,
  2. auditorías de clases en situación de crisis,
  3. acompañamiento de grupos,
  4. balances de motivación y de orientación,
  5. y acompañamiento personalizado.

Propongo formaciones, conferencias y un acompañamiento sobre este mismo tema a los profesionales docentes y a los padres, hacia un objetivo común: el éxito escolar y educativo.

Para los docentes

Se proponen cuatro ejes de trabajo a los docentes, responsables educativos y directores de establecimiento:

  • Permitir a los alumnos de 2010 motivarse o ¿Cómo hacer surgir el sentido de los aprendizajes en la actualidad?
  • Profesionalizar las prácticas y trabajar en equipo,
  • Comunicar mejor con los alumnos y padres,
  • Motivarse para enseñar y educar en la actualidad.

Un esclarecimiento sobre los desafíos de la motivación a aprender precede el análisis de situaciones encontradas en las prácticas. Luego de una identificación de los frenos, incentivos y necesidades, se construye la respuesta a las preguntas: “¿Qué implementar?”, “¿Por qué?”, “¿Cómo?” y “¿Quién hace qué?”.

Para los padres

Se proponen tres ejes a los padres de los alumnos:

  • Ayudar a sus hijos a motivarse,
  • Definir su lugar, en 2010,
  • y Mejorar su comunicación con los docentes.

El objetivo de este trabajo es permitir:

  • el sentido del aprendizaje en los alumnos, con el fin de que éstos reconozcan su identidad escolar y ocupen su lugar,
  • el cambio de las prácticas pedagógicas hacia un posicionamiento adulto profesional,
  • y el desarrollo de una actitud adulta parental.

Para construir una dinámica que favorezca la motivación individual y colectiva, es decir articule responsabilización personal y responsabilización societal.

¿Qué motivación?

Se han implementado dos preguntas:

  1. Frente a las necesidades identificadas en cuanto a la motivación escolar, relacionadas con un contexto de sociedad particularmente desmotivador, ¿qué puede proponerse en la institución?, ¿qué acción realizar en el terreno?
  2. ¿Qué instrumentar para combatir la deserción e incluso el fracaso de los alumnos, el desaliento de los docentes y la frustración de los padres?

En un contexto de no respeto de la persona y de una « viagralización » de la motivación, la urgencia de responder a necesidades, en términos de sentido, está alli.

Contra una impostura: la motivación, transformada en objeto de consumo, servida por técnicas cada vez más discutibles en el plano ético…

Uno no motiva a un alumno, ¡implementa situaciones que le permitan motivarse! Además, las motivaciones individuales y colectivas se encuentran en permanente interacción.

Para mí, se trata de proponer procesos, caminos y herramientas para humanizar la motivación, es decir rehumanizar sus enfoques. Restaurar a la persona, como valor central de la acción societal, en todos sus campos, entre los cuales el primero, de prioridad absoluta, es la educación. Para una responsabilización individual y colectiva articulada con una realización personal efectiva, con el fin de que cada uno se anime a ocupar su lugar. De lo contrario, toda una generación se encontrará pronto sometida a todo tipo de manipulaciones.

Proponer a los alumnos herramientas capaces de develarles el sentido de su aprendizaje y de su proyecto, es permitirles adoptar una actitud de sujetos, jamás reducidos a su trabajo, a su comportamiento ni a sus resultados.

Arthur, que confunde su persona y el cero sobre su copia, repite « Soy nulo », se refiere permanentemente a su autoestima y no tiene ya la energia necesaria para creer en su progresión posible y en su capacidad de actuar…

Propongo, para la motivación escolar, los siguientes criterios de definición:

  • la motivación escolar no se decreta,
  • se construye en interacción con los otros (alumnos, profesionales y padres),
  • se inscribe en un contexto espacio-temporal identificado,
  • está vinculada con la persona y su historia de vida,
  • y del orden de lo íntimo.

Este proceso de trabajo se basa en tres convicciones:

  1. Cada persona es única y en devenir. Para ocupar su propio espacio en la sociedad y en el mundo, necesita creer suficientemente en sí misma y en su evolución posible. De su acción depende en parte la evolución colectiva.
  2. Cada persona lleva en sí misma el sentido de su existencia, por lo tanto su motivación. Necesita situaciones y referencias para verla aparecer, en un contexto socioeconómico, cultural y mediático identificado. Proponer a los alumnos las herramientas reveladoras del sentido de su aprendizaje y de su proyecto y a los adultos los medios para acompañarlos, es actuar sobre la esencia educativa.
  3. Cada uno construye su motivación en interacción permanente con la de los otros, individual y colectiva, en una dinámica de sistema.

Este trabajo se articula alrededor de tres conceptos de referencia: el enfoque sistémico, la escuela Rogeriana y la de Palo Alto. También se nutre de los trabajos de Emmanuel Mounier y de Paul Diel, en relación con la persona.

Encuentra su sentido en la articulación de las propuestas a todos los protagonistas de una situación de aprendizaje. El reconocimiento de su complejidad y de la necesidad de su enfoque sistémico me parecen sumamente actuales e incluso urgentes: permite responder a necesidades identificadas en la realidad de una situación, donde son considerados todos los ejes y protagonistas.

Es, en mi opinión, la única posibilidad de construir ese famoso triángulo de tres polos: el alumno, sus padres y los docentes y profesionales educativos, cada uno de ellos inivitado a ocupar su lugar y comunicar a los otros, en su respectivo lugar. Así, el espacio de la motivación puede abrirse. Si cada uno actuara allí donde se encuentra y fuera reconocido por los otros, hablaríamos sin dudas menos de fracaso y de dificultades escolares…

La motivación de cada alumno se articula en torno de las siguientes preguntas: «¿Aprendo y estudio yo… para mí con los otros? », « ¿Contra mí, contra los otros? », «¿Para mí, contra los otros? », « ¿Contra mí, para los otros? ».

Un proceso de responsabilización lo invita a salir de un inmovilismo derrotista, es decir acceder a una evolución personal que conduzca a una nueva mirada, nuevas representaciones del aprendizaje y de la escuela. Esto permite que cada uno desarrolle una autonomía y se apropie de las herramientas de construcción de un proyecto personal dentro de un proyecto colectivo, el de una clase y de un establecimiento.

En el caso de los profesionales, la identificación de los campos de acción posibles necesita un trabajo en equipo, lo cual supone que cada uno sea parte constitutiva del sistema y que se definan prioridades pedagógicas y educativas comunes, para una credibilidad profesional y una coherencia de las prácticas.

El trabajo de formación en torno de la motivación escolar tiene en cuenta los ejes individual y colectivo, intrínsecamente vinculados: el docente y su campo de acción en la clase y en el equipo. Vasta obra aquí, en tanto esta última noción sigue siendo embrionaria, incluso inexistente en las prácticas, en Francia.

Como quiera que sea, participar en el desarrollo de la motivación escolar se inscribe en un enfoque comprometido contra la infantilización y el miserabilismo, a favor de una postura adulta profesional. Hoy más que nunca, los alumnos necesitan encontrar docentes posicionados como tales, lejos de la actitud demagógica y de la postura rígida, inscriptas en el miedo.

Para motivarse, el alumno necesita respuestas claras a tres preguntas:

  1. ¿Para qué aprender?
  2. ¿Por qué aprender?
  3. y ¿Cómo aprender?

Ayudar a un alumno a responder a estas preguntas en la actualidad supone, para el docente y el profesional educativo, lo siguiente:

  • Afirmarse en una autoridad y no tener un poder o actitud laxista. Es decir ser el propio « autor » de lo que propone para permitir que el alumno sea su propio « autor », construir su persona, sus saberes, su « savoir-faire », su saber ser y su saber-devenir.

Se trata de investir su propio espacio para permitir que el alumno ocupe el suyo. Por ejemplo, en una situación con un alumno o una clase equivalente al 100%, el docente posee un campo de acción y una parte de responsabilidad equivalentes al 50%. El alumno, igualmente, en su lugar.

Si el adulto ocupa el 80% del territorio (propone pre-masticado, asiste, acepta la manipulación, etc.), el alumno carece de espacio para intentar lo suyo.

De la misma manera, si ocupa sólo el 15%, no se afirma lo suficiente en su práctica para que el alumno encuentre su lugar: éste dispone de demasiado espacio, incluso de poder, para « hacer », para « actuar ». El cambio de actitud del adulto abre un espacio de vida al y a los alumnos. Si éstos están preparados para recibir lo que se les propone, su actitud frente a los aprendizajes puede cambiar y permitirles encontrar una motivación haciando avanzar sus competencias. Si no están preparados, quizá necesitarán tiempo. Lo esencial es que el actor adulto actúe en su lugar.

Nunca insistiremos lo suficientemente sobre la fuerza de un cambio de actitud basada en una maduración personal. Lo ilustra el ejemplo de una clase de segundo año llamada « difícil » que cambia de actitud en el momento en que el profesor principal deja de tener miedo de ella.

Este había solicitado un acompañamiento al curso del cual el profesional había pronunciado la frase: « Ustedes son los adultos ». Estas pocas palabras le habían vuelto a dar una legitimidad y la energía necesaria para una nueva postura profesional en la clase. Los alumnos lo habían percibido muy rápido y habían cambiado de comportamiento con él.

Destaquemos la importancia de llevar al terreno de la acción la capacidad de una persona, de un protagonista de una situación, para superar los prejuicios, para transformar sus representaciones, para comprender, para reconocer e integrar su propia complejidad y sus interacciones internas. En el campo de la escuela, particularmente en la actualidad, esto supone superar sus miedos y los miedos inducidos por los otros. La responsabilización personal supone el rechazo de lo que puede trabarla, incluso inhibirla.

La clave puede encontrarse en la respuesta a la siguiente pregunta: « ¿Qué es lo que decido hacer morir para avanzar, construir en mí, por mí, con y hacia los otros? » y « ¿Qué es lo que renuevo y hago nacer? Con ética.

Informarlo sobre su situación escolar actualizada

Muchos alumnos que encuentro hoy poseen pocas informaciones sobre sus puntos de apoyo y necesidades, elementos clave de su motivación. Solo destacan sus « carencias », expresadas en términos vagos y definitivos (difficultad, fracaso, « puede hacer mejor », etc.). ¿Cómo, entonces, apuntalar una motivación?

En el establecimiento, se trata de implementar dispositivos y herramientas que abran el espacio: pedagogía diferencial efectiva, claridad de la evaluación y de la categoría del error, legibilidad de objetivos y plazos, definición de la situación escolar real del alumno, valoración efectiva de los progresos y logros e identificación precisa de los necesidades que requieren una solución, etc.

Con el fin de que el alumno pueda responder a sus preguntas recurrentes: « ¿Por qué pasar seis horas por día sentado?, « ¿Cómo trabajar y aprender para mí, con los otros? », « ¿Cómo, finalmente, mostrar en mis notas quién soy y no el 20% de quien soy? », « ¿Qué espera el profesor de mi trabajo y de mi comportamiento para el 12 de octubre próximo? y « ¿Como hacer para logralo? ».

  • Y proponer una comunicación equilibrada, para luchar contra la infantilización y la culpabilización, en el respeto del espacio y de la palabra de cada uno, alumno y adulto.

Para éste, esto significa identificar su campo de acción y de responsabilidad, sus competencias y sus necesidades para posicionarse como profesional abierto al cambio, es decir viviéndolo.

Esta actitud « asertiva » permite construir un trabajo en equipo y una red para una coherencia de prácticas sobre prioridades. Si el hecho de llevar sus cosas a clase constituye una prioridad para los diez profesores de un equipo, si « va de suyo » en las prácticas, ¡ello se transforma muy rápido en una prioridad para los alumnos! Cuando esta coherencia es efectiva, da cuenta de valores comunes que federan a la vez las motivaciones de los profesionales y las de los alumnos.

Cada uno puede ser reconocido en su lugar y reconocerse allí.

Para el profesional, « Despertar el deseo de aprender », en el niño o adolescente, supone pasar del estado de ejecutor de programas al de profesional portador de un proyecto basado en los programas y los Instrucciones Oficiales. Y haber reflexionado antes sobre su propia motivación, sobre el sentido de su acción y de sus elecciones pedagógicas. Ligados a una concepción viva del mundo, de la sociedad y de la persona, sin la cual no puede existir la apuesta de la educabilidad de nadie, esencial para la aparición de la motivación individual y colectiva.

Este enfoque permite identificar su propia motivación y sus representaciones del aprendizaje. Más que nunca, la motivación de los alumnos remite a los adultos a la naturaleza de su propia motivación. La interacción de ambos puede conducir a una promoción o a una desvalorización del trabajo de cada uno y del acto de aprender.

En este sentido, subrayemos la importancia en la actualidad de una comunicación sana entre padres y docentes, más allá de los miedos y de las imágenes encerradas de « buen » o de « mal » profesor que se asimilaría al « buen » o « mal » padre, hacia un objetivo común: el logro escolar del niño o del adolescente, inscripto en un proyecto personal en construcción.


En la misma sección

» Los desafíos de la educación popular
» Conclusiones del plenario del Área de Educación del MERCOSUR

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